Santi tiene siete años, en casa le llaman El topo y vive en Gádor, un precioso pueblo de Almería, con su madre, que es una mujer muy valiente.
A Santi le gustan mucho su gata blanca Kety y los caballos. Hubiera querido ser un vaquero del Oeste. Pero yo me lo he imaginado de indio apalache, en La Florida.
Este cuento, que comenzó el día en que otro niño parecido a él, Santi Medina, fue mordido por la terrible víbora Boca de Algodón, es para él.
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